“Añoro millones de cosas de El Pardo, pero irme al extranjero es lo mejor que he experimentado”, Santiago Martínez Palacín
Santi se fue hace casi cuatro años a Edimburgo y no se arrepiente de haberse convertido en un pardeño por el mundo. Para él, coger las maletas e irse allí está siendo la experiencia más increíble de su vida. Una aventura que, como nos dice, le ha hecho aún más fuerte y coherente consigo mismo.
-¿Desde cuándo estás en Edimburgo y por qué te fuiste? Mi pequeña aventura en Edimburgo empezó el 5-5-2013, fecha imborrable en mi mente. Me fui cuando acabé mis estudios al ver el bache por el cual atravesaba nuestro país. Decidí llenar mis maletas con mucha energía, fuerza e ilusión (y unos cuantos abrigos porque los necesitaría). Emprendí esta pequeña aventura por tierras escocesas en busca de su idioma y este año quiero sacarme el B2 o el C1 de inglés.
-¿Qué tal está siendo tu experiencia? Ha sido la mejor que ha experimentado mi vida. Llena de alegrías y, por supuesto, de vez en cuando alguna tristeza. Empecé fregando platos y ahora soy segundo de cocina. Esta vivencia me ha servido para darme cuenta de lo que somos capaces de hacer y conseguir por nosotros mismos cuando nos lo proponemos, y que el límite de uno mismo simplemente nos lo marcamos nosotros, en tu mano queda saber cuáles son los tuyos. Lucha por tus sueños y estos acabarán viniendo.
-¿Qué echas de menos de El Pardo? Pregunta difícil. De El Pardo añoro millones de cosas, empezando simplemente por las materiales. Mi cama, mi habitación, mi hogar, mi coche… Pero nada que ver si las comparo con lo que mas añoro en este momento, mi gente. Por mucho que aquí hagas nuevas amistades y tengas otro entorno en tu vida, nunca saldrán de mi cabeza esas personas que han sido tan importantes para mí, en el día a día. Sin ellos, nada de lo que estoy consiguiendo hubiese sido posible.
– ¿En qué ocasiones regresas? Este tema, desde el principio, me lo he montado demasiado bien, yo creo. Debido a mi esfuerzo y trabajo, mis superiores siempre han sido flexibles con mis vacaciones y, de ahí, que solo me haya perdido una Navidad de cuatro. Por otra parte, bajaba a veces en verano para ver un poco el sol, que también lo añoro demasiado.
-¿Se parece en algo Edimburgo a El Pardo? Yo creo que sí se parecen. Son lugares sin gran densidad de población y en los cuales muchas personas se conocen entre ellas, lo cual es de gran ayuda si algún día las necesitas. Por estética, lo siento por los pardeños pero esta ciudad es increíblemente preciosa.
– ¿Qué traerías de Edimburgo a El Pardo? Principalmente, traería el ideal que tienen ellos para el tema trabajo, no se fijan tanto en tus títulos, carreras o masters, y sí le dan una gran importancia a aspectos como tus ganas, energía e ilusión para corresponderles.
-¿Cómo es tu día a día allí? ¿En qué se puede parecer o diferenciar al que tendrías aquí? Mi día a día aquí es increíble, la verdad. Suelo trabajar por las mañanas, con lo cual tengo muchas tardes libres, que en realidad luego no lo son porque hago miles de cosas para llenar esos vacíos que no sirven para nada. Cuando tengo un día libre, de vez en cuando, el placer de mantita y peli no me lo quita nadie. Si lo comparo con lo que tenía en El Pardo, podría decirse que aquí he podido llegar a crear una rutina que allí brillaba por su ausencia.
-¿Recomiendas la experiencia que estás viviendo a otras personas? Por supuesto que la recomiendo. Es una experiencia indescriptible, inigualable e insuperable. Llegar a saber, por tus propios medios sin que nadie te ayude, de lo que de verdad eres capaz de hacer es increíble. Esta experiencia me ha hecho aún más fuerte y coherente conmigo mismo. Estoy súper orgulloso de todo lo que he sido, soy y seré capaz de hacer. Sólo hay que creer en uno mismo y luchar por lo que se quiere hasta el final.
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