La alegría de los hermanos Sánchez Limón inauguró las fiestas de Mingorrubio

Ayer, la expectación era grande en Mingorrubio. Los vecinos de la colonia y de El Pardo estaban deseando escuchar a los hermanos Sánchez Limón.

Los cinco fueron elegidos por la Asociación Amigos de Mingorrubio para dar el pregón de fiestas y no cabía duda de que la elección era aplaudida por todos.

Antonio, Jesús, Manuel, Carlos y Silvia se subieron al escenario sonrientes y nerviosos, y ocuparon un banco, como si de un sillón chester se tratara.

Hermanos Sánchez Limón.

La pequeña de los hermanos fue la encargada de comenzar el pregón. Tras dar las gracias por haberles elegido como pregoneros, Silvia reconoció que cuando la asociación vecinal les pidió dar el pregón de fiestas pensaron que era una broma. Al darse cuenta de que no, empezaron a pensar qué contar a los vecinos. “Teníamos dudas sobre qué deciros”, reconoció Silvia. Enseguida supo que tenía que recordar con todos los presentes  los años en los que creció en Mingorrubio. “Sólo he estado fuera dos años, cuando viví en El Pardo. Volví con la intención de que mis hijos disfrutaran de la forma tan especial con la que yo lo hice aquí”, dijo.

Después, recordó a personas de la colonia que marcaron su infancia; la señora Vicenta, la señora Gregoria, la señora Feli, las catequistas… También, los lugares que le marcaron, como la huerta de Castilla o el quiosco de Valero. No se olvidó de sus amigas y de la libertad con la que jugaba con ellas en las calles. “En esta misma plaza, nos inventábamos bailes, jugábamos a la goma… Eran nuestras redes sociales”, recordó.

La pequeña y única chica de los hermanos Sánchez Limón también quiso rememorar los 12 años durante los cuales sus padres regentaron el quiosco de helados. “¡Podía comerme hasta 10 en un día!”, comentó riendo. Finalmente, Silvia habló de su adolescencia y de la vida que, después, comenzó junto a su marido. “Siento que tengo a mi lado a la mejor persona. Por eso, no he podido dejar de quererte”, se sinceró la pregonera provocando aplausos entre el público.

Antonio, el mayor de los chicos Sánchez Limón, tomó el relevo de su hermana. Recordó el día en el que les dieron a sus padres las llaves de la casa de Mingorrubio. “Es un sitio privilegiado y, si llegamos a tener playa…”, bromeó. Él, como deportista que es, quiso recordar con todos los que acudieron a escuchar el pregón las competiciones deportivas que se disputaban antaño en la colonia. “Recuerdo los partidos de fútbol, los campeonatos de trial y de frontenis y la carrera popular”, señaló. El pregonero no dejó pasar la oportunidad de pedir unas instalaciones deportivas para Mingorrubio para, como él subrayó, “disfrutar y reír”. Antes de concluir, animó a la gente a aprovechar la vida porque “no saldremos vivos de ella”, finalizó.

Después de los aplausos del público, llegó el turno de Jesús. Él no quiso olvidarse de cómo disfrutaron en el monte, siendo niños y adolescentes, y del colegio. “Jugábamos al churro, hacíamos cabañas y nos bañábamos en la presa. Recuerdo al conserje don Sebastián, a la directora doña Carmen y los bocatas que nos comíamos”, rememoró. A continuación, y antes de finalizar y asegurar que era “un honor estar este día con vosotros”, Jesús recordó cuando aprendió su oficio con su padre y agradeció la confianza que hoy tienen en su profesionalidad muchas personas.

Manuel, el cuarto de los Sánchez Limón, nombró a sus hijas nada más comenzar su intervención como pregonero. Habló de los paseos que da con ellas por el monte y recordó cuando La Atalaya era un punto de encuentro para él y sus amigos. Riendo dijo al público que en ese lugar muchos habían sido bautizados con sus apodos. “El lampa, el viri, el pájaro, la pantera, el pollo, el rana… Teníamos toda la fauna”, dijo bromeando. Manuel subrayó que él y su generación “nos hemos criado en un sitio privilegiado con unos vecinos maravillosos”.

Los hermanos se dieron un emotivo abrazo al finalizar el pregón.

El pequeño de los hermanos Sánchez Limón, Carlos, fue el encargado de poner el punto y final. Comenzó diciendo que dar el pregón “es un regalo que nos habéis hecho”. Puso el colofón recordando a los amigos de Mingorrubio que nos dejaron “antes de tiempo” y, después, leyó una carta de agradecimiento a todas las personas de la colonia. “Nos enseñasteis a ser solidarios con los vecinos, a ser buena gente y hospitalarios con los de fuera”, manifestó. Acto seguido, no quiso dejar de mencionar al señor Canora, al señor López, a don Sera, a doña Flora Barragán y, por supuesto, a sus padres. “El estar subidos aquí no es premio para nosotros, los hermanos, sino para vosotros. Vuestro ejemplo ha sido nuestra educación”.

Carlos finalizó el pregón dando las gracias “de corazón” y elevando la voz con un “¡Viva san Juan y viva España!”. Inmediatamente, los cinco hermanos Sánchez Limón se fundieron en un emotivo abrazo que tuvo como banda sonora un fuerte aplauso del público.

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