“Amo El Pardo. Forma parte de mi vida. Aquí está mi alma”, Marta González Novo, periodista

Lleva 25 años trabajando en Cadena SER, 12 de ellos dirigiendo ‘Hoy por hoy Madrid’, el programa líder de audiencia de la radio en nuestra comunidad. Ha recibido dos Antenas de Plata y el premio del Parlamento de Andalucía, en reconocimiento al primer programa radiofónico que se emitió desde la casa de Lorca, en Valderrubio (Granada). También, le han otorgado el de SAMUR Social. Pero, para Marta González Novo, su mayor premio personal ha sido vivir en El Pardo y Mingorrubio. En el barrio se compró su primera casa y, en la colonia, formó un hogar junto a sus dos hijas.  

De su vida aquí y de su nueva faceta como escritora nos habla en una emotiva entrevista. La periodista acaba de publicar ‘Una bañera de hojas secas’, una novela que narra la historia de una mujer víctima de violencia de género y que denuncia la poca preparación de los tribunales ante esta lacra social.

Marta González Novo.
  • ¿Por qué decidió escribir el libro? Necesitaba construir una heroína que salvara a mi abuela materna, Concha Agustí. En mi casa, siempre ha sobrevolado la sombra de que fue víctima de violencia de género por parte de mi abuelo, al que me cuesta llamarle así. Nunca se ha contado de una manera clara, pero seguro que sufrió maltrato psicológico. Del físico no lo sabemos con certeza. La heroína que he construido en la novela es su nieta, Rebeca Agustí, quien es, en algunas cosas, mi alter ego. Ella tiene el entorno que puede salvarla; la formación, la situación económica…
  • En la novela denuncia algo más que el maltrato, también la preparación de los tribunales. Considero que no están preparados. Se archivan muchas denuncias en los juzgados de mujeres que tienen el perfil de la protagonista de mi novela. Es decir, independientes económicamente, formadas… La Policía las está apoyando, pero cuando llegan a los tribunales y no van con un parte de lesiones, porque el maltrato ha sido psicológico, se archiva. Falta mucho camino por recorrer. La violencia de género no entiende de situaciones económicas, ni de titulaciones universitarias. No entiende de nada. Considero que hay falta de preparación en los jueces.
  • ¿Cómo se ha documentado para llegar a esta conclusión? Para realizar el proceso de documentación, he tirado de la Marta periodista. A lo largo de mi trayectoria profesional, he conocido a muchas mujeres víctimas de violencia de género, abogados, fiscales, jueces penalistas y equipos psicológicos especializados. He estado en contacto directo con todo el proceso que sigue una mujer maltratada. Eso me ha permitido basar la novela en hechos reales. Uno de los últimos capítulos es desgarrador. Cuenta la situación que vivió una mujer con una fiscala. Esta le llega a decir que no creía que hubiera sido víctima de violencia de género porque era policía. Yo acompañaba a esta persona y no di crédito. En otro caso que presencié, la misma fiscala desconocía qué es el título habilitante de víctima de violencia de género, que da la Administración Pública. ¿Cómo una profesional que se supone que está especializada en este tema no sabe lo que es? Debería estar formada y preparada para trabajar como funcionaria en un juzgado. La justicia no funciona. Es lo que denuncio también con la novela.
  • ¿Le ha gustado escribir desde siempre? Sí. Mi vocación, más que periodística, siempre ha sido literaria, pero no había encontrado una historia hasta ahora. De repente, me llegó de forma rotunda y no podía no escribirla. Con ‘Una bañera de hojas secas’, he cumplido todos mis sueños. Hablo en plural porque desde niña he querido ser bailarina, y la protagonista lo es. De hecho, está inspirada en mi tía Concha Novo, hija de mi abuela materna, que fue primera bailarina de clásico español en el Real Conservatorio Profesional de Danza Mariemma.
  • ¿Cuánto tiempo le ha llevado ‘Una bañera de hojas secas’? ¿Cómo fue el proceso? Ha sido más de un año, en el que he llegado a escribir 20 horas seguidas, encerrada. El camino ha sido apasionante, pero ha habido momentos en los que pensé tirar la toalla. Y es que he sentido agobio porque me estaba abriendo las entrañas. En este tiempo he estado muy ausente. Desde aquí, aprovecho para pedir perdón a familia y amigos. Esa parte ha sido muy complicada.
  • ¿Qué le ha sorprendido del trabajo que ha hecho? Mientras escribía, ha habido momentos en los que sentía que era como un trance. Me dejaba llevar por la intuición. La propia novela me llevaba. Era como si me hubiesen utilizado para contar una historia. Salía de una forma tan fluida… Pese al tema, es un libro muy fácil de leer, luminoso. Hay un final feliz. La protagonista es una heroína que se salva para ayudar a otras mujeres a salvarse.
  • Hablemos de El Pardo. ¿Cuándo fue su primer contacto con el barrio? De niña venía con mis padres los fines de semana. Aquí hemos celebrado primeras comuniones, hemos paseado por la ribera del Manzanares… Forma parte de mi vida.
  • Aquí se compró su primera casa. Con poco más de 20 años empecé a buscar, pero todo se iba de precio. Llegué a tirar la toalla hasta que vi una con las características que buscaba; que tuviera vistas al río. Mi padre me dio la entrada y la compré. Me fascinó. Allí viví casi una década. Por razones personales, me fui del barrio, pero regresé años después a Mingorrubio. Ha sido una historia de idas y venidas.
  • ¿Qué le gusta de aquí? La naturaleza, pasear por el monte y dar de comer a los jabalíes, subir al Cristo con mis hijas… Por otro lado, es una maravilla estar sentada en el sofá y escuchar el río Manzanares. Eso para mí es inolvidable. Fui muy feliz en mi primera casa.
  • ¿Qué echa de menos del barrio y de la colonia? La conexión con la naturaleza, la luz y las caminatas con los amigos y la familia. Han sido lugares en torno a los que ha girado todo mi universo durante muchos años, y volverá a hacerlo. Para mí han sido mi cabaña y refugio emocional. Aquí me he sentido protegida.
  • ¿Qué dejó cuando se fue? Mi infancia, mi alma y mis padres. Ellos están enterrados en el cementerio de Mingorrubio. Muchas veces he ido cuando estaba vacío para cantar a mi madre ‘Lucía’, de Serrat.
  • ¿Qué relación tiene con los pardeños y los mingorrubianos? He conocido a personas a las que quiero mucho. Son maravillosas y sigo en contacto con ellas.
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