El Regimiento de Guerra Electrónica Nº 31, ubicado en El Pardo, cumple 25 años

Esta unidad, con base en el Acuartelamiento Zarco del Valle, es una de las más jóvenes del Ejército de Tierra. Desde sus orígenes, ha tenido una relación muy especial con el barrio. Colabora en las fiestas, participa en la procesión del Viernes Santo acompañando a La Dolorosa (imagen que custodia), ayudó durante el temporal de Filomena y, ahora, está aún más presente tras la inauguración de una plazuela que lleva su nombre

En 1996, se creó el Regimiento de Guerra Electrónica nº 31 (REW-31) y se optó por su ubicación en el Acuartelamiento Zarco del Valle de El Pardo al desglosarse del Regimiento de Transmisiones Tácticas nº 21, que tenía base aquí y fue trasladado a Valencia.

Este año celebra su 25 cumpleaños. No obstante, y aunque es una de las unidades más jóvenes del Ejército de Tierra, sus orígenes se remontan a finales del siglo XIX cuando nació el Regimiento Montado de Ingenieros. “Procedemos de los antiguos regimientos que llevaban las transmisiones cargadas en las mulas, debido a su peso y grandes dimensiones. El Pardo siempre ha sido el lugar de las transmisiones del Ejército. Las unidades que han estado en este cuartel siempre han sido de esta especialidad”, nos comenta el suboficial mayor Busto.

En la actualidad, el Regimiento de Guerra Electrónica nº 31 convive en el Acuartelamiento Zarco del Valle con otras cuatro unidades: el Parque y Centro de Mantenimiento de Material de Transmisiones, la Unidad de Transmisiones del Mando de Artillería Antiaérea, el Parque y Centro de Mantenimiento de Sistemas Hardware Software y la Unidad de Servicios de Acuartelamiento. La optimización de recursos, espacios e instalaciones hizo que en 2010 se unificaran y empezaran a convivir en un mismo acuartelamiento, el cual lleva el nombre de la persona que hizo posible que en España se crearan los entonces denominados parques de materiales de ingenieros: el teniente general Zarco del Valle.

El Regimiento de Guerra Electrónica nº 31 es único en el Ejército de Tierra español. No hay otra unidad en nuestro país que desarrolle su labor. “Tiene como fin reducir e impedir el uso hostil de todos los espectros de energía por parte del adversario. También, su misión es conservar la utilización de dicho espectro en beneficio propio”, nos explican.

No obstante, aunque los militares del REW-31 tienen un trabajo muy específico y especializado, participan en misiones de apoyo a la población civil cuando se les requiere. Así, formaron parte de la Operación Balmis y realizaron labores de limpieza y retirada de nieve cuando la borrasca Filomena paralizó Madrid. “Durante la crisis sanitaria, originada por el Covid-19, nuestro personal hizo trabajos de desinfección en varias ciudades españolas y ayudó a montar el hospital de campaña en IFEMA. También, realizó misiones de presencia y reconocimiento. Cuando nos sorprendió el temporal de nieve, ayudamos en El Pardo. Retiramos muchísima de la zona donde estacionan los autobuses y conseguimos que se pudiera restablecer su servicio”, recuerda el suboficial mayor Busto.

A la izquierda, militares del REW-31 realizando labores de desinfección (Operación Balmis). A la derecha, retirando nieve durante el temporal Filomena, en El Pardo.

¿Cuántas personas trabajan en el Regimiento de Guerra Electrónica nº 31? ¿Cuáles son los requisitos para ingresar? ¿Cuál es su relación con El Pardo? A estas cuestiones y a más nos responde el suboficial mayor Busto, quien llegó a la unidad hace dos años para hacer realidad uno de sus últimos deseos como militar en activo. “Después de haber estado durante toda mi trayectoria profesional en unidades de transmisiones (excepto los cuatro años anteriores a mi llegada al REW-31), terminar mi carrera siendo el suboficial mayor de este regimiento es el colofón perfecto a mi vida militar”.  

  • El Regimiento de Guerra Electrónica Nº 31 es una de las unidades del Ejército que más crece y más presupuesto requiere, ¿por qué? Estamos en continuo avance y estudio, y manejamos mucha tecnología. Necesitamos tener los medios más modernos. Las transmisiones van muy deprisa. Lo que hoy es nuevo, mañana está obsoleto. Estamos siempre con experimentaciones y somos un regimiento que tiene su propio órgano de alta especialización. Sabemos lo que queremos y lo intentamos desarrollar.
  • ¿Me puede hablar de algún proyecto en el que estén trabajando en la actualidad? Le hemos bautizado como Cervus y trabajamos, conjuntamente, con la Universidad de Vigo y el Grupo TRC. Es un sistema de control de equipos remotos y vehículos no tripulados de vigilancia electrónica. Nos permite la detección, clasificación, localización y seguimiento de estos y, por tanto, la capacidad de ver posibles amenazas.
  • ¿Cuántas personas trabajan en el REW-31? Somos unos 500. El 15,20% son mujeres. Las unidades de transmisiones son las que más índice de féminas tienen. Puede ser porque no exigen unas condiciones físicas muy altas. En el caso de este regimiento, nuestro trabajo es muy técnico; damos apoyo a otras unidades, interferimos, manejamos aparatos… Son labores que no requieren un gran esfuerzo físico.  
  • ¿Cuál es la media de edad? En torno a 34 años. No es elevada porque somos un regimiento de fuerza terrestre, enmarcado en el mando de apoyo a la maniobra. Constantemente, recibimos personal de nueva incorporación y, por ello, la media de edad no es muy alta.
  • ¿Y el perfil? Nuestro personal está muy preparado. Contamos con ingenieros, graduados en Psicología, Derecho y ADE. También con personal que ha cursado FP grado superior.
  • ¿Qué requisitos hay que cumplir para ingresar en el Regimiento de Guerra Electrónica Nº 31? Aquellos que quieran venir como soldados tienen que esperar a que salgan las convocatorias anuales para tropa profesional. Ahí se informa de las plazas y se elige destino. Una vez superadas las pruebas de acceso, los aspirantes tienen que pasar 17 semanas en el Centro de Formación de Tropa nº 2 de Cádiz (CEFOT 2), donde aprenden a ser soldados. Una vez superadas, los que hayan elegido el REW-31 vienen a El Pardo. Cuando llegan aquí, están cinco semanas de formación complementaria. En los últimos años, un tercio de los soldados que viene es graduado universitario.
  • Hábleme de esta formación específica de cinco semanas. Explicamos y enseñamos a fondo qué es la guerra electrónica. Es una formación, sobre todo, práctica. Está enfocada a los medios que van a utilizar. Se les enseña a manejar el equipo, vehículos o la estación. Cuando se les destina a su unidad, ya han adquirido una visión global de lo que es la guerra electrónica y se especializan en un equipo en concreto.
  • Después de este periodo, ¿hay más instrucción? Contamos con una compañía de ciberdefensa, que está en continua formación.  El personal allí destinado está siempre investigando.
  • ¿Cómo es el día a día en el REW-31? A las 7:45h. se forma en el Patio de Armas, donde se recibe novedades por parte del jefe de la unidad. Después, hay educación física, un breve descanso y, a las 10:30h., cada militar acude a su destino y continúa su instrucción hasta el final de la jornada.
  • Este regimiento, ¿puede ser un trampolín profesional para los que aquí trabajan? Es un regimiento muy tecnológico. Aquí se adquieren conocimientos que en la calle están muy valorados. Suman a su currículum una experiencia buenísima, una formación muy tecnológica. Por ejemplo, en ciberdefensa.
  • ¿Han participado en misiones internacionales? Nuestra primera misión fue en Bosnia-Hertzegovina, donde estuvimos dos años. También, hemos estado en Líbano, República Centroafricana y Afganistán. Aquí, como fuerzas de intervención, primero, y de estabilización, después. Hemos participado, además, en la Operación Atalanta (control de la piratería en el Océano Índico), embarcados en la fragata Santa María. En ella trabajamos hasta que la Marina tuvo sus propios medios de guerra electrónica.
  • ¿Qué relación tiene el Regimiento de Guerra Electrónica Nº 31 con El Pardo? Colaboramos con el barrio siempre que nos lo piden. Durante las fiestas, hemos ayudado el día de la caldereta montando casetas o con material de cocina. Cuando llegó la borrasca Filomena abrimos paso a los autobuses. Fuimos sin que nos lo solicitaran. El 7 de octubre se inauguró en el Parque Concejal Martín Vela (Pedro’s) una plazuela que lleva nuestro nombre. Esta iniciativa se tomó con motivo de nuestro 25 aniversario. Quisimos hacer algo que uniese, aún más, a este regimiento con El Pardo. Queríamos que estuviera fuera del cuartel para que la gente lo viera y apreciara la vinculación del barrio con las transmisiones militares. Por otra parte, tenemos guardada La Dolorosa en el acuartelamiento. Esta Virgen es una donación de las madres de soldados de reemplazo de este lugar que volvieron vivos de la guerra de África, en los años 20.
El REW-31 custodia la imagen de La Dolorosa y la acompaña en la procesión del Viernes Santo.
  • ¿Qué actividades están haciendo con motivo del 25 aniversario? Este año, por la crisis sanitaria, no hemos podido hacer mucho. El día de la inauguración del monolito de la plazuela hicimos un acto militar. En mayo de 2022, queremos abrir las puertas del cuartel en un día festivo para nosotros. También, nos gustaría organizar un ciclo de conferencias en el C.S. Alfonso XII e incluso una jura de bandera para civiles. La revista oficial del Ejército de Tierra nos ha dedicado un reportaje especial muy amplio, que ha sido un regalo.
  • Suboficial mayor, ¿desde cuándo trabaja en el REW-31? Llegué el 2 de octubre de 2019. Dentro de ocho meses, en junio, pasaré a la reserva, por lo que mi último destino es éste. Terminar mi carrera siendo el suboficial mayor de este regimiento es el colofón perfecto a mi vida militar.
  • El Regimiento de Guerra Electrónica Nº 31 tiene una sala histórica. ¿Qué podemos ver allí? Todas las unidades de las Fuerzas Armadas tienen su historia y muchas, un lugar para mostrarla. Nosotros, aunque somos jóvenes, también. Además, se nos ha quedado pequeña. En la sala histórica se explica de dónde venimos, se muestra material obsoleto de guerra electrónica, fotografías de nuestras misiones internacionales, de visitas de autoridades y de cuando Esperanza Aguirre, siendo presidenta del Senado, nos entregó la bandera, en 1999.
El suboficial mayor Busto en su despacho del Acuartelamiento Zarco del Valle.

La entrega de bandera es uno de los actos más importantes que vive una unidad militar. Dos años antes de este acto, en 1997, por orden ministerial, se le concedió al REW-31 el uso de la enseña nacional, en modalidad de estandarte. 

En cuanto al escudo de este regimiento, está constituido por un búho explayado en oro, armado de azur, sobre campo de gules. Está timbrado de corona real y acolado en aspa por cuatro electrodos radiantes en oro. Se acompaña con el lema: ‘Nuestro enemigo es el silencio’.

El búho es el símbolo del REW-31 porque representa la observación y vigilancia, que son las dos principales funciones que la guerra electrónica realiza en relación con el espectro electromagnético. También, representa la victoria sobre cobardes traiciones.

El Regimiento de Guerra Electrónica Nº 31 tiene una mascota. Se trata de Rewi, una hembra de búho real que cedió, en depósito, el Centro de Recuperación de Animales Silvestres (CRAS) de la Comunidad de Madrid a esta unidad. Al haber estado en cautividad desde que era un polluelo, Rewi no puede vivir en libertad, por lo que se le ha instalado un aviario al lado del monumento a los caídos.

Rewi es la mascota del Regimiento de Guerra Electrónica Nº 31.
El suboficial mayor Busto, junto al monolito de la Plazuela Regimiento Guerra Electrónica nº 31, ubicada en el Parque Concejal Martín Vela (Pedro’s).

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