“Durante mi enfermedad, los pardeños se volcaron conmigo. Me sentí muy arropada en El Pardo”, Nuria Pérez Borruel
Hoy, 19 de octubre, se celebra el Día Internacional contra el Cáncer de Mama. Hemos aprovechado esta fecha para entrevistar a esta pardeña que lo padeció hace siete años. Muy conocida por todos por su simpatía y espontaneidad, Nuria afrontó la enfermedad “con fuerza y buena actitud”, como dice ella.
Desde ElPardo.net quiere dar las gracias a todos los vecinos por el apoyo que sintió y sigue sintiendo
- ¿Cuándo te detectaron la enfermedad? En 2015. Tenía 48 años. Un día estaba frente al espejo y al levantar el brazo para coger un bote, me vi en el pecho derecho una retracción, una succión en la parte de abajo. En este momento no lo hice caso, aunque sí pensé que era raro. Unas semanas después leí un artículo en una red social que se titulaba ‘Posibles cáncer de mama’. Estaba acompañado de varios dibujos y uno representaba lo que yo había visto en el espejo. Fui al centro de salud de El Pardo y el médico, nada más verme, me derivó a la Fundación Jiménez Díaz.
- ¿Cómo fue tu primera consulta en el hospital? Me hicieron una punción y una ecografía de pecho. Con la mamografía no se hubiera visto. Al día siguiente, me llamaron y comunicaron que tenía un tumor maligno. A los tres o cuatro días me operaron.
- ¿Cuál fue tu reacción? Me dio mucho miedo. La palabra cáncer lo da. El médico me dijo que había que ponerle nombre y apellido. Antes de la operación me miraron para averiguar si tenía metástasis. Gracias a Dios, no era mi caso.
- ¿Sabes cuánto tiempo llevabas con el cáncer antes del diagnóstico? Probablemente, años. El tumor estaba encapsulado.
- ¿La única opción fue operar? Sí. Me extrajeron el tumor y lo analizaron. Estaba localizado. Pero tuvieron que operarme una segunda vez, a los 15 días, porque vieron que no lo habían extraído en su totalidad.
- Después, ¿cuál fue el tratamiento? Me dieron 35 sesiones de radioterapia y cinco de quimioterapia.
- ¿Cuánto duraron las sesiones? Las de radio me las dieron seguidas; un día detrás de otro. Las de quimio, durante los siguientes cinco o seis meses.
- ¿Cómo fueron esos días? Duros, pero lo llevé con buena actitud. Y es que, en aquel momento, yo tenía la buena noticia de que con el tratamiento había cura. Estaba localizado.
- ¿Cómo fue el momento en el que tuviste que comunicárselo a tus hijos? Muy difícil. Fue uno de los peores momentos. Ellos lo afrontaron más o menos bien porque me vieron animada.
- ¿Quién fue tu gran apoyo? Mi pareja de aquel momento. Él estuvo al cien por cien. Me ayudó muchísimo. Por su puesto, también mis hijos, mi exmarido, hermanos y amigos.
- Actualmente, sigues yendo a las revisiones. Sí. Al principio, eran trimestrales, luego semestrales y ahora, anuales. La última la tuve en junio y me dijeron que estaba perfecta.
- ¿Qué sientes cada vez que vas? Miedo.
Durante su enfermedad, Nuria no dejó de hacer lo que más le gusta, disfrazarse y participar en las actividades que se organizan durante las fiestas de El Pardo.
- ¿Cuál ha sido el peor momento de la enfermedad? Cuando me comunicaron la noticia de que tenía cáncer de mama. En aquel momento, no sabes cómo es.
- ¿Y el mejor? El instante en el que me dijeron que tenía cura.
- ¿Lo más duro? Las sesiones de radioterapia. Me dieron 35 días seguidas y a mi cuerpo no le daba tiempo a recuperarse.
- ¿Tuviste tratamiento psicológico? Me lo ofrecieron, pero me sentía bien y no lo pedí. No obstante, si me hubiera encontrado mal, la hubiera solicitado sin dudarlo.
- Los oncólogos subrayan que cuando se diagnostica una enfermedad la actitud es lo más importante. Por supuesto que sí. Yo estaba en una etapa de mi vida muy dulce y, quizá por ello, lo afronté con fuerza y buena actitud.
- ¿Cómo fue el momento en el que se te empezó a caer el pelo? ¿Traumático? Para mí, no. Sucedió después de darme la segunda sesión. Le pedí a uno de mis hijos que me rapara la cabeza, porque se me caía a mechones y tenía calvas.
- ¿Qué admiras de la actitud de tus hijos? Han estado al cien por cien. Han respetado mis momentos. En mi casa no ha habido dramas. Sólo lloraron el día que les comuniqué que tenía cáncer de mama.
- Háblame del apoyo de tus amigas. Fue increíble. Un día nos pusimos todas un pañuelo y nos fuimos a bailar.
- Los pardeños también se volcaron contigo. Todo el mundo. Fue alucinante. Personas que no me conocían mucho se acercaban y me preguntaban cómo me encontraba. Me sentí muy arropada en El Pardo. Amo mi pueblo por la gente. Hoy en día, me siguen parando por la calle para decirme lo bien que me ven. Al terminar el tratamiento, me hubiese gustado dar las gracias a los pardeños a través de un foro o algo similar. En muchas fiestas me han dado ganas de subir al escenario y gritar ‘gracias’. Como no lo hice, aprovecho ElPardo.net para hacerlo. Una de las razones por las que os he concedido esta entrevista es ésta. Gracias de corazón, vecinos.
- A raíz de este apoyo, ¿de qué te diste cuenta? De que en El Pardo hay gente maravillosa.
- El Pardo, como barrio, con su monte, ¿de qué manera ha podido ayudarte en tus momentos más duros? Los días en los que iba al médico me subía a la zona del convento del Cristo y paseaba. No me encontraba bien y me aislaba. Sin embargo, los días en los que estaba mejor me iba a la plaza para encontrarme con gente y hablar.
- ¿Qué consejos darías a una persona a la que le acaban de diagnosticar cáncer de mama? Somos humanos y se tiene que pasar por todas las fases, y una de ellas es el miedo. Hay que tirar de la esencia de cada uno. De cómo se es. Yo, por ejemplo, me pregunto ‘quién soy yo’, y me digo ‘soy una mujer alegre’.
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